El Drama de nuestros campos: sequía en Diciembre.
Es la semana de Navidad y aún no hemos sacado el núcleo duro de nuestros armarios, la ropa de invierno se resiste a salir con los 26ºC de esta semana.
Las temperaturas primaverales están confundiendo al campo: naranjos y encinas floreciendo.
Moreras que ante la duda, no se la juegan y toman una decisión salomónica: la mitad tira la hoja y la mitad rebrota, por si las moscas.
Además y para colmo de males, el año está siendo muy seco, sin agua desde abril; solo llovió normal en octubre, lo cual sirvió para paliar un poco el golpe del verano y que rebrotara la hierba…
hierba que ahora, tres meses después, sin gota de agua y con estas temperaturas se ve muy falta de agua y sestea ante un suelo que se resquebraja de deshidratación.
Es un auténtico drama del que posiblemente veamos sus consecuencias dentro de 4 meses, cuando las cosechas de trigo sean erráticas o nulas, cuando empiecen a morir árboles en primavera-verano porque se hayan quedado sin reservas por aguantar 2 primaveras o porque no hayan podido tener su descanso y parada invernal… o atacados por una enfermedad común que normalmente sería pasajera pero que ante una situación de debilidad se vuelve letal.
Ciclos locos que pueden revertirse siendo conscientes de la importante labor de la mano humana. El calentamiento global es una realidad como hemos visto recientemente en la COP de París: la actividad humana está acelerando los ciclos terrestres de manera que cambios paulatinos que se darían a lo largo de cientos de miles de años, se están dando a una velocidad vertiginosa, en un solo siglo.
Las consecuencias las estamos viendo y la seguridad alimentaria del planeta se pone en tela de juicio ante tal descontrol.
¿Pero estamos a tiempo de hacer algo?
SÍ!!!! Estamos a tiempo de no machacar más nuestra casa. Le hemos dado una paliza y está herida pero en este punto la lógica y el sentido común son aplastantes: la única opción viable es dejar de maltratarla; pero no solo eso: además hay que curarle las heridas.
Por eso desde El Arrecife Viejo ponemos nuestro granito de arena de 3 formas distintas:
1: Minimizando el impacto de gases de efecto invernadero mediante actuaciones sostenible: mínimo laboreo, permacultura, evitando insumos y abonos de síntesis, evitando piensos y caminando hacia una granja holística de ciclo cerrado donde la comida que se consume por nuestros animales sea producida en nuestros pastos, eficiencia energética, evitando la erosión del suelo,
2: Realizando actuaciones que ayuden a paliar los daños en la tierra: recuperando la fertilidad de la tierra, favoreciendo la infiltración del agua, promoviendo la biodiversidad y la conexión en el ecosistema, evitando herbicidas y pesticidas y manejando de una manera sensible el equilibrio del que depende nuestra supervivencia.
3: Informando a cuantas más personas mejor de qué ocurre, cómo ocurre y qué se puede hacer para evitarlo. Estamos convencidos de que el saber nos hará libres y que conocer la verdad puede ayudar a tomar las decisiones correctas, por eso estamos empeñados en realizar una labor de divulgación, concienciación y sensibilización con la esperanza de llegar a muchas personas.
Porque como dijo Eduardo Galeano: «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo«